Explorando el monasterio de los mendicantes – Parte II

Tras la horrible muerte de Sir Jaden a manos del Hermano Penvro de Preece, el antiguo monje de los mendicantes, el grupo de aventureros continuó explorando la torre del monasterio donde éste había habitado, intentando cumplir así su promesa a Fray Eurion de Bellis de librarlo de la presencia maligna.

Lo que descubrieron es que es que la última planta de la torre servía como observatorio hacia el espacio, con un telescopio recogido que apuntaba hacia el cielo. Varios de los tomos que encontraron en diversas salas de la torre hablaban de una galaxia lejana Yedulia Centauri, que el antiguo monje Penvro, posteriormente dado a la magia negra, habría estado investigando.

En la sala del telescopio había varias palancas que accionaron, dándose cuenta de que se trataba de un mecanismo para abrir el techo, desplegar el telescopio y ponerlo en marcha, lo que hacía que éste lanzara un tenue rayo verde al podio desde el que se podía mirar a través de él. Mirando a través del telescopio (antes de que se activara el haz de luz), podían ver la superficie de un planeta recubierta de seres que parecían musgo humanoide.

Activaron las palancas y Lord Akrom le pidió a Greg, el escudero del difunto Sir Jaden, que se pusiera en el podio, a lo que éste adolescente, que habían conocido en el castillo de Lord Deaks, respondió «Yo confío en vos, mi señor». El haz de luz impactó a Greg, que se desvaneció. Cuando Lord Akrom miró por el telescopio, apenas vio jirones de ropa del joven que se hundían entre el remolino de hombres musgo que parecían haberse lanzado encima suyo para devorarlo.

Impactados por la naturaleza del lugar, continuaron explorándolo, ésta vez dirigiéndose al sótano, donde se hallaba una especie de taller, repleto de artilugios y camas de disección con esqueletos con hábito, y unas mazmorras. Desde las mazmorras se oían golpes, y los aventureros supusieron que se trataba de cadáveres que el Hermano Penvro se había dedicado a devolver a la no-vida, para usarlos en sus experimentos.

Entre los artilugios encontraron cinco espejos tapados con capas de terciopelo. Cada uno producía un extraño efecto al mirarse, pero los más llamativos fueron dos: uno que parecía absorber todo lo que tenía delante a menos que se lo tapara con la capa de terciopelo, y otro que reflejaba lo que parecía ser una imagen del pasado. Exactamente qué pasado era éste es algo que parecía fluctuar. Akiros (PNJ hasta entonces, pero temporalmente controlado por un amigo que se ha unido a la campaña, Luis) se vio con ambos ojos y el aspecto de apenas hacía medio año, pero cuando posteriormente liberaron a los monjes revividos de las celdas, los mostraba como estaban hace décadas: aún vivos y en plena forma.

Oblivio además se dio cuenta de que podía cruzar al otro lado del espejo apenas tocándolo. Al hacerlo, su contraparte tras el espejo, exactamente igual a él hacía medio año, pero con ojos marrones en vez de verdes, cruzó el espejo e intentó salir corriendo de la estancia. Akrom y Akiros lo detuvieron y redujeron, interrogándolo. No parecía diferenciarse en mucho de Oblivio más que en su extraña pulsión por salir de aquella torre, cosa que repetía que quería hacer. Akiros sospechaba de la naturaleza de todo aquel que viniera de más allá del espejo, del «Otro Mundo», preguntándose si no serían demonios con forma humana. Todos los reflejos parecían idénticos excepto en algún detalle: Akrom tenía el pelo corto, y Sir Jaden (cuyos restos, un amasijo de acero y carne sangrienta, colocaron delante del espejo) aparecía como hacía medio año, vivo y consciente, pero rubio. Y lo que más le escamaba era que todos pretendían salir del espejo, así que convenció a Akrom para empujar al Oblivio del otro mundo adentro, lo que permitió al Oblivio original volver a cruzarlo hasta la estancia donde se hallaban (tras un breve forcejeo con su doble).

Los aventureros posteriormente usaron el espejo para hacer cruzar a los dobles del espejo, vivos y con aspecto normal, de dos de los monjes revividos en las celdas, a los que interrogaron sobre lo que había ocurrido en el monasterio. Como sospechaban, el Hermano Penvro había sido un monje estudioso de libros prohibidos que un día había conseguido hacerse con el control del monasterio, encerrando a sus hermanos y convirtiendo la torre de su bibliotca en su residencia personal, a fin de dedicarse a sus experimentos.

Akrom, Traspié, Oblivio y Akiros decidieron volver al asentamiento, acompañados de los  dos monjes que habían cruzado el espejo hasta el mundo real y utilizando un carro para transportar los cinco espejos, que consideraban objetos prodigiosos que podrían usar para su beneficio, o que como mínimo no podían dejar que cayeran en otras manos. Por el camino, coincidiendo todos en las sospechas de Akiros de que todo el que viniera del Otro Mundo más allá del espejo no era de fiar. Así que Traspié aprovechó un alto en el camino para apuñalarles de forma repentina.

Cuando finalmente retornaron al asentamiento, el grupo continuó expandiendo su dominio hacia el norte y el este. Aconsejados por Akiros, construyeron una cervecería, una forja y una taberna en el asentamiento que decidieron bautizar como Fuertecolmillo por el fuerte de Lord Venado sobre el que había comenzado a edificarse y el Lago del Colmillo que se extendía al sur. Así que a la altura de junio de 1124 del Calendario de Treum el aspecto de su dominio era el siguiente:

Mapa de la baronía de Akrom imagen

Y su estadísticas las siguientes (de acuerdo a las reglas gestión de reino):

  • Tamaño: 6
  • Número de control: 27
  • Población: 4.000
  • Economía: 9
  • Lealtad: 7
  • Estabilidad: 11
  • Descontento: 7
  • Tesorería: 11
  • Ingresos: +4
  • Promoción: estándar
  • Impuestos: ninguno
  • Festivales: 6

Nombraron a Akiros general de forma interina para suplir la baja de Sir Jaden.

 

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