Leyendo: El río de los muertos

Últimamente ando bastante liado con obligaciones y, aunque sigo leyendo y disfrutando de temas de rol, no puedo sacar tanto tiempo para escribir. Pero como en mi anterior entrada sobre Los caballeros de Neraka dejé pendiente el comentar un poco más la trama, aquí va una nota rápida que he conseguido esbozar sobre lo que llevo leído de la trilogía de la Dragonlance de La guerra de los espíritus de Tracy Hickman y Margaret Weiss, ahora que he empezado ya su segunda novela, El río de los muertos. Además, me hace gracia que Carlos de la Cruz, de uno de mis blogs de referencia sobre rol, La frikoteca, justo ande leyendo también la trilogía. Me encanta leer otras opiniones (sobre todo de gente que sabe tanto de fantasía o rol) sobre los libros que leo. Eso sí, como es de suponer, el resto de esta entrada tiene un cierto destripe del primer libro de la trilogía y de lo que llevo del segundo (que no recuerdo cuánto es, pero no llega a la mitad).

En primer lugar, creo que aunque las novelas entran de forma bastante bien y se hacen amenas en general, es cierto que bajo mi punto de vista adolecen de un poco de desequilibrio en cuanto al interés de las distintas tramas. Carlos menciona que no le gusta ver a antiguos personajes “viejos y caducos”. A mí no es que me moleste ver a personajes viejos, es que no me gustan algunos de los personajes que nos vuelven a sacar. Bueno, siendo sinceros, no me gusta Goldmoon, la verdad. Tampoco es que me disguste, pero no me llama la atención. Siempre me pareció uno de los personajes más aburridos de la Crónicas de la Dragonlance, un mero vehículo para todo el rollo de que “vuelven los dioses, recuperad la fe”.

Laurana tampoco me volvía loco, me parecía muy típico personaje que “deslumbra” a todos con su belleza y perfección; recuerdo que no me entusiasmó demasiado ver que hasta Raistlin no podía “evitar ver su belleza” mirándola con sus ojos de reloj de arena. No sé, me parecía que le quitaban un poco de gravitas al personaje de Raistlin, con su maldición de ver a todos los seres marchitarse por la vejez, negada de alguna forma porque Laurana era tan, tan bella. No ayudaba que además el personaje de Laurana era una especie de homenaje de Tracy Hickman a su mujer (particularmente cutre me parecía lo de adaptar el nombre, Laura, a una especie de élfico “Lauranthalassa”). Pero he de decir que con todo… Laurana me gusta más en esta trilogía que Goldmoon. Hace su papel de reina madre, conspirando para salvar a Qualinesti y oye, simpatizas con ella. De los otros personajes antiguos que aparecen, Tasselhoff nunca fue de mis favoritos y a veces sigue haciéndose algo pesado con la caracterización forzada de “incorregible granujilla” que le dan los autores, pero bueno, empuja la historia hacia adelante y no está tan mal.

He mencionado antes a Raistlin y en lo que llevo leído no aparece. Pero sí que aparece su discípulo, Dalamar, que la verdad es que ha sido como un buen vino, ha envejecido bien. Me gusta que sea alguien algo traumatizado y amargado por la pérdida de la magia, una buena transformación de la imagen que recuerdo (quizás no era así, pero es la impresión que conservo) de ser un joven ambicioso y con mucho talento, además de ser un seductor (o seducido, depende de cómo se vea) que acababa teniendo un affair con Kitiara. Hablando de Raistlin: si bien no aparece, sí que hay un personaje cínico, quejicoso, paranoico, físicamente destrozado y ambicioso que para mi gusto le suple de forma muy satisfactoria. En efecto, me gusta esta nueva encarnación de Palin con sabor de antihéroe.

Creo que a Gilthas y a Silvanoshei podría habérseles caracterizado algo mejor, porque al final el que sean “dos reyes elfos, cada uno de su reino” puede llevar a algo de confusión. Aunque la verdad es que Gilthas parece un personaje con el que uno empatiza más y hasta mola el que sea capaz de interpretar el papel de rey pelele, mientras que en realidad ayuda y coordina a los rebeldes qualinesti. En cambio Silvanoshei empieza relativamente típico como príncipe que quiere probarse ante sus padres y puede llegar a parecer interesante cuando entra en Silvanesti y se encuentra una situación de intrigas, con un general ejerciendo de dictador, Konnal, con un mago consejero junto a él, Glauco. Durante una buena parte de Los caballeros de Neraka disfruté un poco de ese escenario, aunque en mi opinión se les veía bastante el plumero al hacer demasiado obvio que Glauco era un conspirador que tenía algún secreto, mientras que Konnal era (éste sí) una marioneta en sus manos. Me hubiera gustado más que hubiesen jugado al despiste y hubieran hecho al lector pensar que quizás Konnal era más avispado y sabía que algo iba mal con Glauco. En El río de los muertos, Silvanoshei se vuelve totalmente repelente cuando se enamora de Mina perdidamente y parece un simple cretino incapaz de tener el más mínimo sentido común. No sé, hay ejemplos de amoríos apasionados en la literatura que no te hacen pensar que el personaje se ha vuelto simplemente imbécil.

Hablando de Mina, se presenta como el mayor adversario de la trilogía, una especie de profetisa de un “dios único” que muestra tener verdaderos poderes. Todavía no me he decidido sobre si me parece un personaje que dejan en en el misterio y gracias a ello le da profundidad o si simplemente no lo están sabiendo caracterizar más allá de “habla poco, está totalmente convencida de su dios y le sale todo bien”. Su mano derecha minotauro me parece un personaje un poco plano y aburrido. Tiene pinta de que en algún momento se desencantará con Mina y se volverá contra ella, momento que nos intentarán vender como muy emocionalmente intenso.

Por último, decir que hay dos personajes que me parecen interesantes, Targonne y Medan, pero que podrían haberse explotado mejor. Me gusta que Targonne sea alguien que reconoce la amenaza de Mina y no se lanza a aplastarla de forma descuidada sino que idea un plan. Aún así, para ser el supuesto líder de los caballeros de Neraka, quizás podía haber tenido un plan con más capas y medidas de contingencia, porque parece que se lo juega todo a una carta. Medan es el típico personaje de Weiss y Hickman como Steel Brightblade u otros de “soy un personaje en el bando del Mal pero en realidad soy recto y honorable, nunca hago nada malo y lo que lo parece es presentado como justificable o que he hecho obligado por los autores, con lo cual, en la práctica soy de los buenos”.

Y ahí queda mi repaso de lo que llevo leído de la trilogía. Me encantaría leer vuestros comentarios o impresiones sobre los personajes o la trama. Al fin y al cabo lo mío son meras opiniones subjetivas y es muy probable que se me hayan pasado detalles, matices…

6 comentarios en “Leyendo: El río de los muertos

    • Literal que ayer comprobé por dónde iba y era también 3/4 del libro jeje…. A ver si lo comentamos una vez lo terminemos. Tengo que decir que este último cuarto del libro me está gustando más que el resto.

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  1. Bueno, pues ya me he terminado el libro. Avisa cuando termines tú y comentamos. Por el momento el personaje de Medan es de los que más me ha gustado, aunque te admito que es como Steel Brightblade, aunque se me hace un poco más humano (Steel no me caía muy bien). Ah, también me gusta Gerard, aunque hay que admitir que es un Sturm Brightblade de la vida, aunque más feo xD.

    He de decir que la parte que más me ha gustado ha sido el momento en el que Medan se despide de su hogar en Qualinesti para ejecutar el plan con Laurana. Sus pensamientos al dejar el jardín me han parecido realmente bien escritos.

    El personaje de Mina lo malo que tiene es que es el típico mesías que sabe perfectamente lo que va a suceder en cada momento y a la que TODO le sale bien. Es un personaje un poco plano en ese sentido, porque es que hasta a Jesucristo de cuando en cuando no le salían las cosas como él esperaba ;), así que no sé por qué a Mina sí. Habría estado bien verla dudar en algún momento de su fe o ver cómo se sobreponía a una prueba que su Dios Único no es infalible. Bueno, a ver qué nos trae el tercer libro en ese sentido.

    No digo más. Cuando hayas terminado, avisa.

    Algo bueno que tiene el libro (y, por el momento, la trilogía) es que no estoy deseando que se acabe. Estoy intrigado por ver en qué termina todo, de un modo que no me sucedía con la anterior trilogía de los Caballeros de Takhisis.

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  2. Ya he leído que has terminado este segundo libro, así que comento un par de impresiones sobre el mismo en esta misma entrada. Ojo, evidente spoilers ;).

    He de admitir que no me esperaba las muertes de Qualinost (¡todos los que se quedan allí!). Me da la impresión de que los autores están haciendo un auténtico borrón y cuenta nueva de personajes «antiguos» en esta trilogía. Me esperaba lo de Medan, pero no lo de Laurana, la verdad. Y desde luego, no esperaba que a la dragona verde se la cargara un deux ex machina literal. Creo que le quita algo de fuerza al sacrificio de los elfos porque si el Único puede cargarse a un tochodragón de estos un poco porque sí, ¿importa un poco lo que haga el resto de gente?

    Lo de que el Único sea quien termina revelándose que es no me ha pillado del todo por sorpresa. El porqué ha llegado a ser la única deidad de Krynn sí, la verdad, y no me parece mala explicación. Eso sí, me echa por tierra todo lo que yo suponía que era la Quinta Era, porque si la magia del corazón y la necromancia y todo el resto de cosas que explicaban en el juego de D&D sobre esta edad «sin dioses» al final procede del Único y el Único es quien es… bueno, da la impresión de que cuando termine esta trilogía todo va a volver a ser lo que era al principio ;). No sé por qué, me gustaba la idea de que los cambios en el mundo (las estrellas, la luna, etc.) estuvieran provocados por el hecho de que los dioses se habían ido, y no porque el planeta haya sido «secuestrado». Peor admito que es una explicación coherente.

    Lo que sí que no llego a entender del todo, y mira que me he leído ya más de la mitad del tercer libro, es cómo coño ha llegado Tasslehoff a este mundo. A ver, sí, ha utilizado el ingenio para viajar en el tiempo para ir dos veces al futuro, y en el segundo salto ha llegado hasta aquí. Pero algo no me cuadra. No sé, tendré que releerlo, es una parte que me sigue pareciendo confusa.

    En general, me está gustando la trilogía. Ya te contaré cuando me termine el tercero (me queda poquito).

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